Dudo en escribirte, en celebrar tu nacimiento en la espuma del tiempo revuelto que anega nuestras vidas. Las palabras, raquíticos embaucadores, insisten en acurrucarse en mi silencio, en mi audacia al estrecharte, en mi verborrea nerviosa, en los brillos de tus ojos soñadores que insistes en refutar que son dos estanques de tristeza. Ahí donde se zambulle tu mente, esa carpa que está a punto de saltar para convertirse en un dragón celeste que te aleja de mí. Renuncio a ti sin haberte poseído jamás, sin haber conocido mas lo que mis sentidos alcanzaron a arrancarte: la blancura de tus tobillos, el contacto de nuestros pies jugueteando al ritmo de tu risa y el futil perfume enredado en tu cabello.
entiéndase:
ResponderBorrarte quise tanto que supe entregarte todita mi alma?
o qué padrolis forma de decir no nos chinguemos y querámonos, no sé, no sé...?
no vi la telenovela al inicio!
A veces no es que dejes a uno sin palabras, es que lo dejas sin aliento.
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