Registro casi pornobjetual de un avatar digital... memostick para lluviosas tardes ácidas o como quien dice my pillow-blog
20080207
Espectros coronan rascacielos: Shanghai
Llegué por la noche al aeropuerto. Tomé el tren bala que en sólo ocho minutos me dejó en el distrito oriental de Shanghai, al igual que cuando llegué a corea, una ligera nevada comenzó a descender. En vez de tomar el taxi de inmediato fui a una tienda frente a la estación, pues tenía una urgencia por escuchar el mandarín salpicado del dialecto de la ciudad. En la tienda, la mujer que esperaba tras de mí en la fila me dijo en un excelente inglés que mi bolsa estaba abierta. La nieve fue arreciando, detuve a un taxi en la avenida, pues el sitio de taxis frente a la estación ya no daba servicio: había llegado en el último tren.
Mis clases me ayudaron para poderle decir: 等一等 "Espere un momento". Saqué la dirección del Hotel y de alguna manera me di a entender. El taxi tomó rumbo al puente Nanpu
南浦. Al Cruzar el Rio pude ver los rascacielos del area de 浦东 elevarse de entre la oscuridad de la ciudad, con una corona de luces que iluminaba los millares de copos de nieve danzando en el cielo. El viento y la luz esculpieron un dragon rosado que giraba caprichosamente sobre el cielo de Shanghai. Si las luces de Shinjuku y de Ginza dan peso al aire y una cierta ambientación irreal a Tokyo, las luces de Shanghai sólo apuntan al cielo, los rascacielos se lanzan piropos iluminados y todo bajo de ellos permanece en las sombras. El taxi comenzó a descender por la espiral del puente, poco a poco perdía de vista el cielo y veía los detalles de los edificios, ese particular estilo que me cautivó: el decó espacial.
Llegué a un distrito en las afueras de la ciudad. No pensé que el hotel estuviera tan lejos. El taxi me dejó a la entrada de un barrio cerrado y me indicó que era ahí dentro. Me interné en la oscuridad. Un callejón que no me llegaba a ninguna parté. Durante 15 minutos trate de hallar en número del hotel. Imposible, encontre un mapa que indicaba la manera de llegar, pero la reja estaba cerrada. El barrio recordaba un multifamiliar defeño amurallado con canceles y rejas improvisadas. Finalmente un hombre apareció tras la puerta cerrada, me dijo que la entrada era por el otro lado de la calle. Agradecido, finalmente llegué al Hotel, en el Lobby me esperaba Jerry Zhang, tenía ahí más de dos horas ahí y había peleado con los empleados. El primer malentendido de una larga serie de ellos. Nos sonreimos mutuamente al entrar al cuarto, comenzaba el viaje.
shangay!
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